25 de noviembre de 2013

Muerte

Muerte, dije muy despacio, lentamente, deletreando la palabra, parándome en cada letra.

M-U-E-R-T-E repito saboreando la palabra con la boca pastosa por el sueño y el cansancio. Horas y horas en la cama, dando vueltas, intentando deshacer lo hecho en mi mente, olvidar lo pasado, organizar los recuerdos, reconstruirlos falsamente añadiendo datos irreales. Pero nada funcionaba esta vez. No podía olvidar, ya era muy tarde no podía falsear mi memoria, los datos falsos no eran capaces de negar lo obvio.

Muerte, era lo único que podía pensar. Aguanta solo 4 años más, me repito, y luego implora a la muerte como prometiste. Vive 4 años más y luego, salta al vacío de cabeza y sin manos. Busca la felicidad en el más Allá.

Sonríe, hoy también debes sonreír, que todos crean que eres feliz. Que no sufran por tus tormentos y luego suicídate.

Suicidio, que palabra más bonita, en los videojuegos me llaman suicida, pero no saben hasta que punto, creen que lo hago porque es un juego y puedo volver  a renacer tantas veces como quiera tras mi muerte, pero no, o no quiero resucitar, quiero morir. Quiero desaparecer del mundo y por primera vez en mi asquerosa vida, dejar la mente en blanco, sin pensar absolutamente en nada. Deseo perecer y dejar de preocuparme.

Tengo muchos amigos, quizá demasiados, y cada vez que encuentro otra Diosa de mi mundo encuentro una nueva musa que me ayuda a escribir, desde la zona más oscura y sangrienta de mi arañado corazón. Vuelvo a tener una nueva amiga y vuelvo a odiar su nombre, como  tantas otras veces atrás.

Mis manos manchan de sangre este borrador, y cada vez que mi mente te va del escrito, golpeo fuertemente mis nudillos con el duro gotelé de las paredes, con furia y sin miedo, el dolor no me preocupa, la sangre negruzca tampoco, ni el color grisáceo que se queda en mi piel cuando se separan duramente la carne y la piel de la pared.

Las lagrimas empapan la mesa creando charcos en los cristales de mis gafas, y la sonrisa de mi cara da miedo a quien la vea.

Muerte, imploro en voz alta, espérame 4 años solamente y después vuelve a verme, esta vez me iré contigo, no como las veces anteriores.


By: Jesús M. Leva

24 de noviembre de 2013

Diosa de mis sueños

La luz apagada, hacía imposible dejarme ver donde estaba, o quién  yacía a mi lado. El peso de su cabeza en mi hombro apoyada, me tranquilizaba dulce y extrañamente.

No sabía quién era, pues no veía nada, pero sus suaves cabellos, que acariciaban cosquilleante mi pecho, me dibujaban una involuntaria sonrisa en mis labios. Su relajante aroma a flores de primavera, hacían de mi corazón una veloz locomotora.

En silencio, dejaba que mi interior se diera el lujo de deleitarse con aquella desconocida mujer, que despertaba en mí, sentimientos especiales que pocas veces había logrado alcanzar.

Se despertó, me dio un dulce y apasionado beso en mis tercos labios, y acariciándome mi torso desnudo, dijo con la voz más cariñosa y tranquilizadora que jamás habían oído mis estropeadas orejas:

- No te vayas jamás de mi lado mi amor, prométeme que siempre estarás junto a mí.
- Tranquila mi querida diosa, no podría, aunque quisiera, poder olvidarme de ti.- La dije, tras reconocerla.- Solo vivo por ti amada mía.

Sonrió y volvió a besarme apretando fuertemente su cuerpo contra el mío.

Y allí nos quedamos durante horas, tirados en la cama desnudos, juntos, abrazados, con la luz apagada disfrutando eternamente de nuestra misma compañía.


By: Jesús M. Leva

20 de noviembre de 2013

No sé si es

No sé si es sincero que te quiero,
no sé si es sincero el tú a mí no.
Solo sé que árdeme por dentro
mi gran helado corazón.

No sé si es verdad que te deseo,
no sé si no mientes en el tú a mí no.
Solo sé que mis pulmones a tu lado
respiran de un modo alterado.

No sé si es verídico que te necesito
aunque sepa que es real que tú a mí no.
Pero al menos se que muero
cada vez que te veo lejos de mi corazón.

No sé si es certero o cada vez te alejas más
no sé si soy yo o tú la que no me dejas entrar.
Pero pico hielo contra el viento por verte una vez más
aunque bajo el frío y la humedad tú nunca estás.

No sé si decirte que te amo
porque no te quiero hacer sufrir
Mi daño es mío
y tú no puedes elegir.


By: Jesús M. Leva

11 de noviembre de 2013

Muero día y noche

Muero día y noche
por arrancarte un beso
de tus dulces labios.

Muero día y noche
por poder rozar tu piel
de no poderte comer.

Muero día y noche
de tenerte a mi lado
y tan lejos de mí

Muero día y noche
por quererte yo tanto
no como tú a mí.

Muero día y noche
pero no te lo quiero decir
lo escribo bajo llantos

mantos de salado sabor
amargo placer de dolor
fuerte y sincero poder.

Muero día y noche
si no te puedo ver.


By: Jesús M. Leva