18 de febrero de 2012

Muerte interna

Otra vez más, mi cabeza me juega malas pasadas, no soy creyente, pero hoy rezo por que mi cabeza me engañe, que todo lo que me da vueltas sea mentira. Pero, no tengo fe, la experiencia me ha demostrado que lo que creo que es real, lo que en mi lógica tiene sentido, es que es realmente verdadero.

Si mi cabeza no me engaña, más de una persona saldrá mal parada de todo esto.

La mujer, ese gran error de Dios, ese martirio para los hombres, ese dolor en mi pecho, esas noches sin dormir por la mujer. Todos mis problemas son por culpa de la mujer.

Espero equivocarme, por una vez, espero equivocarme, que todo sea una farsa y que solo una persona sea merecedora de mi furia, aunque tengo miedo de hacerlo.

Tengo poca edad pero ya soy mayor para saber cuando juegan conmigo, cuando se ríen de mí, y eso me asusta, tengo miedo de tener que morir de nuevo un poco más, porque esta vez moriré del todo.

Hoy las lágrimas no se pueden quedar en mis ojos, hago todo lo posible por ocultar mi dolor interno. Es verdad que demuestro que necesito consuelo, pero el dolor real lo reservo para mí. Sonrió difícilmente en un día en que mi mente solo piensa en posibles daños. Intento hablar, pero las palabras no me salen, no tengo fuerzas para escuchar, ni para comunicarme con nadie.

Me oculto tras las letras que escriben mis dedos lanzados por mi ser, sin pensar en lo que escribo, solo mi depresión es capaz de lanzar esta pedida de socorro. Pero esta vez no hay nadie que me agarre de la mano antes de caer al vacío, nadie, porque las personas que pueden ayudarme para no caer, son las que, esta vez, me empujan hacia el precipicio.

Odio, rencor, miedo, asco, dolor en mi cerebro, en mi corazón, en mi cuerpo. Siento una enfermedad que no me deja levantarme de la cama, que no me deja de inundar mi cara de lágrimas, que no me deja respirar con normalidad. Pido ayuda a gritos, pido perdón por mis errores, y pido clemencia por mis castigos, pero nadie me escucha, nadie me oye, nadie me entiende, nadie me ayuda.

Vuelvo a esconderme en mi coraza de acero y no dejo a nadie entrar sin embargo las personas que ya están dentro, empiezan a quebrar las gruesas paredes de mi ser, poco a poco van rompiendo mis fuerzas, no lo soporto más.

Estas son mis últimas palabras, lo último que digo, esta es la última vez que abro la boca, no volveré a equivocarme más, lo siento por el daño causado, espero no sentir más daño, me despido ahora de todas las personas, esta es la última vez que hablamos.

By: Jesús M. Leva

No hay comentarios:

Publicar un comentario