20 de noviembre de 2013

No sé si es

No sé si es sincero que te quiero,
no sé si es sincero el tú a mí no.
Solo sé que árdeme por dentro
mi gran helado corazón.

No sé si es verdad que te deseo,
no sé si no mientes en el tú a mí no.
Solo sé que mis pulmones a tu lado
respiran de un modo alterado.

No sé si es verídico que te necesito
aunque sepa que es real que tú a mí no.
Pero al menos se que muero
cada vez que te veo lejos de mi corazón.

No sé si es certero o cada vez te alejas más
no sé si soy yo o tú la que no me dejas entrar.
Pero pico hielo contra el viento por verte una vez más
aunque bajo el frío y la humedad tú nunca estás.

No sé si decirte que te amo
porque no te quiero hacer sufrir
Mi daño es mío
y tú no puedes elegir.


By: Jesús M. Leva

11 de noviembre de 2013

Muero día y noche

Muero día y noche
por arrancarte un beso
de tus dulces labios.

Muero día y noche
por poder rozar tu piel
de no poderte comer.

Muero día y noche
de tenerte a mi lado
y tan lejos de mí

Muero día y noche
por quererte yo tanto
no como tú a mí.

Muero día y noche
pero no te lo quiero decir
lo escribo bajo llantos

mantos de salado sabor
amargo placer de dolor
fuerte y sincero poder.

Muero día y noche
si no te puedo ver.


By: Jesús M. Leva

18 de junio de 2013

Amor despiadado

Amaneció oscura la noche, 
con sus estrellas iluminadas, 
en el cielo oscurecido, 
como el pelo de aquella mujer. 

La Luna sonreía feliz
sobre el claro ondear
de las suaves olas que llegaban 
espumosas a orilla del mar.

Al fondo, en el océano, 
rugía temeroso un gran buque
ya cercano a puerto
alejado de cualquier duque.

El aroma que llegaba, 
a peces muertos olía, 
de los pequeños botes pesqueros, 
el nauseabundo olor provenía 

el agua salada lanzaba 
fuertes vientos a la chasca 
que mantenía aquellos muchachos,
ardientes de pasión.

Sus  bocas humeantes 
luchaban fríamente, 
enzarzadas en una batalla sin fin, 
sin vencedores ni vencidos, 

tan solo lenguas por sables 
y saliva por pólvora, 
y manos que calientan 
los fríos cuerpos sin demora. 

Y la Luna en el cielo celosa 
en el día se ausenta, 
dejando al Sol brillar, 
escondiendo las demás estrellas 

en el cielo despierto, 
reflejando en el tranquilo mar 
las siluetas de los barcos 
que hondean en alta mar.

Los jóvenes sudorosos 
agarrados de las manos, 
en la arena solo brasas 
y troncos quemados. 

El foco del puerto yace ya apagado, 
y los cuerpos desnudos dormidos y ahogados.

By: Jesús M. Leva

6 de mayo de 2013

Para ti "Calipso"


Hoy te echo de menos más que de costumbre, no sé si es porque llevo mucho tiempo solo, o quizá porque eres la única mujer capaz de hacerme sentir hombre, tal vez sea porque eres la única que me quiso de verdad, o a lo mejor porque eres la única que me enamoró.

No hablo de cariño ni de sexo, hablo de amor.

Y aunque sé que no puedo volver a pedirte lo que una vez hubo entre nosotros, porque la cague y estúpido de mi te eche de mi vida, aunque hayas vuelto, no puedo pedirte más de lo que tengo, no puedo volver a hacerte lo mismo.

Aun así, te echo de menos, echo de menos tus cabellos, tus labios, tú aroma, tus manos, tus pechos. Echo de menos tus sensuales y juguetones mordiscos, tus oscuros ojos, tu cuerpo.

Echo de menos tu voz, tu acento, tus movimientos, y esas maneras de volverme loco. Echo de menos nuestras charlas interminables nocturnas, tu manera de hacer que a cada momento me mordiera el labio. Tu forma de hacerme sonreír hasta en los peores momentos de mi vida.

Te echo de menos, porque no se vivir sin una Diosa que dome a este endemoniado diablo.

Pero igualmente te agradezco que sigas siendo parte de mi vida. Por no permitirme hacer el gilipollas más de la cuenta, por ser capaz de perdonar mis errores. Gracias tan solo por ser tú.

Quizá no seas la tía más buena del mundo, pero para mí nunca habrá nadie capaz de superarte. Siempre serás mi Diosa, aunque no pueda volver a tocarte.

By: Jesús M. Leva

21 de noviembre de 2012

Igualdad en el tren


Hay muchas historias que se pierden en la voz de la gente, sin embargo, las historias más importantes ocurren en los cortos viajes, personas que entran y salen de los vagones como zombis sedientos de carne humana, no nos importa que el acompañante sentado al lado sea extranjero, vagabundo o empresario, por unos instantes toda la humanidad es igual. Entré en el andén y me senté en el suelo, porque no quedaban bancos, a un lado, la persona más preciosa que habían visto mis ojos, al otro, un pobre anciano corrompido por la droga, y conmigo, hacíamos tres personas.

By: Jesús M. Leva

3 de noviembre de 2012

Colombia


El calor bochornoso de Colombia era insoportable al mediodía, el Sol pegaba fuertemente en lo alto del cielo, y me era imposible continuar con mi camino andando, me pesaban los brazos, las piernas y el cuerpo en general. Los harapos que colgaban de mis hombros, grisáceos y amorronados por la suciedad, y el tiempo, dejaban a la vista diversas partes de mi cuerpo esquelético. No era capaz de recordar el tiempo que llevaba ya caminando, huyendo del centro de la ciudad.

De pronto divisé aquel paraíso de color rojizo, aguas cristalinas saltando de entre las piedras, corriendo a gran velocidad, huyendo de lo alto de las montañas, buscando un lugar donde tranquilamente vagar. Me lancé a aquellos cristalinos líquidos, cual lobo a su presa, y rápidamente alcance la pequeña cascada, que golpeaba fuertemente, como un masajista golpea las carnes de sus víctimas, mi cuerpo endeble. Mis ropas difícilmente se mantenían en su sitio.

Pero me daba igual, estaba a punto de fallecer, el agua era lo único que me reconfortaba.

By: Jesús M. Leva

2 de mayo de 2012

Sol y Luna

La Luna en los cielos
ha la noche empieza su despertar
iluminando a los deambulantes

vive rodeada de estrellas
que la quieren y la protegerán
se esconde por las mañanas
puto calendario!!

El sol aparece sin avisar
y la Luna al verle
a esconderse va.

El pobre Sol llora
y a la gente lluvia da
pero cuando la echa de veras de menos
comienza a granizar.

No es que la Luna se esconda
ni que no te quiera besar
se repite el sol ardiendo
de rabia y dolor en el pecho

solo se asusta de las llamas
que mi cuerpo calor dan
y su piel pálida y suave
no se debe quemar.

El sol entristecido
de lejos la observará
no será, para ella nada jamás.

Pero si Sol a Luna ve llorar
instintivamente la querrá ayudar
porque aunque Sol y Luna no sean nada más
Sol siempre enamorado de la Luna estará

y aunque al rededor de la Luna
muchas otras estrellas brillarán
el Sol la hará lucir siempre
para a oscuras poder verte.

Y aunque la Luna no lo quiera reconocer
solo el Sol es capaz de hacerla iluminar
lucir las noches de lluvia y granizos
y que Luna baje a jugar al mar.

By: Jesús M. Leva

19 de abril de 2012

Hilo de esperanza

Saltan lagrimas de mis ojos, escondido bajo las sabanas, hundiendo mi gélida cara sobre la húmeda almohada, siento pena, tristeza, alegría, odio, pero sobretodo me siento fresco por dentro y por fuera.

Parece una tontería, sé que muchos estaréis pensando, como vas a estar bien si estas llorando en la cama. Es cierto que me han pasado cosas malas, horribles, día tras día y noche tras noche. Por eso me siento tan bien, porque nada puede ir a peor.

Es hora de ver la vida tal y como es, una puta mierda, una puta mierda de la que puedes aprender algo importante. No importa las veces que te caigas, o las que te tiren, importan las veces que te levantes, alces la cabeza y digas, pues sí, este soy yo, con mis defectos y mis virtudes.

Hubo una vez un hombre que dijo, “esto son mis principios, si no les gustan tengo otros”. Pero yo no estoy de acuerdo con ella, estos son mis principios y no los cambiare, porque no te guste mi forma de ser. Si no te gusta es porque no la mereces.

A si qué, estoy feliz, a gusto conmigo mismo, por haber sido capaz de ver las cosas por el lado bueno, la vida te hace putadas, pero debes mirar a la cara a la vida y reírte de ella, demostrarla que no te afectan sus juegos de bruja, que eres más listo que ella.

Ahora espero paciente mi muerte, sin miedo a morir. Aún así, tampoco tengo prisa por verla, no necesito conocer el mas allá, no es por miedo, sino porque no existe necesidad, y prefiero aprender antes de arrepentirme. Porque no pienso morir sin plantar mi huella de gigante en la mente de todos vosotros, porque quiero dejar una pequeña mancha en vuestros corazones y un hito en la historia que se enseñe a los hijos de nuestros hijos.

No quiero ganar batallas, ni matar personas, no quiero que se me considere un dios, simplemente quiero hacer la vida más cómoda y menos perjudicial.

Muchos creerán que estoy loco, que vivo en las nubes. Pero, si cuando a Edison le dijeron que estaba loco por querer inventar algo que diera luz sin necesidad de encender fuego, algo para poder ver en el interior de una casa, si en ese momento Edison hubiera abandonado, ahora no tendríamos luz. Si Faraday hubiera abandonado, cuando Edison le dijo que no podía hacer que la electricidad fuera en ambos sentidos o que eso sería más perjudicial o más costoso, no tendríamos electricidad en nuestras casas.

Queréis realmente que abandone mi posibilidad de conseguir algo que cambiara la forma de ver la electricidad.

No lo haré, saben porque, porque sé que puede ser posible. Porque he encontrado a gente que cree en mi. Y porque es la forma de llenar el vacío que tengo en mi corazón, porque cuando pienso en ello, sonrío, me alegro, me siento bien. Y por eso mismo, he dejado de llorar, me he levantado de la cama, y he decidido animaros a hacer de vuestra rutina de mierda, una posibilidad de hacer algo mejor.

By: Jesús M. Leva

26 de marzo de 2012

Arrepentido de mis actos pasados

Se encendió la luz, llevaba horas a oscuras, ambos desnudos yacíamos en la cama, habían pasado horas desde el último gemido.

La luz me cegó y como un vampiro me escondí de ella, la mujer, sin embargo, la aprovecho para vestirse. Busco sus braguitas, pero ninguno de los dos las encontraba, miré tras la cama y allí las vi.

Camisetas, pantalones y sujetador, se encontraban todos al pie de la cama. Pero tanto sus braguitas, como mis calzones, se encontraban tras ella, en el suelo al lado de la pared.

Se empezó a vestir y yo también.

La he cagado muchas veces con las mujeres, pero aquel día, antes de todo eso, cometí el peor de mis errores. No lo digo por el sexo y sus derivados, en eso no fui del todo malo, fue en los preliminares, mientras Inrack aún controlaba mi cuerpo. Inrack es un ser interno que ama el dolor de los demás, que disfruta con el sufrimiento de los demás, porque él no puede sufrir, solo sufre el deshonor de haber sido expulsado del infierno obligado a vivir en espíritu sin cuerpo eternamente, por el mundo de los vivos.

Así que, aun sabiendo que aquella pequeña acción podría provocar dolor a la persona que amaba, aun así mi cuerpo hizo lo que hizo. Pedí perdón, pero sé que eso no sería suficiente la hice el peor de los daños, el que no se puede ver, y casi nadie reconocería, el dolor psicológico.


By: Jesús M. Leva

21 de marzo de 2012

Secuestro

Era un día muy nublado, estaba ya a punto de desplomarme del cansancio, no podía imaginar cuanto tiempo llevaba ya caminando, hacía horas que escape de aquel infierno, pero ahora no sabía a dónde ir, no sabía dónde estaba.

Recuerdo que hace más o menos, medio año, fui secuestrado por unos hombres, creo que no los conozco del todo, sus intenciones no eran las de conseguir dinero con aquello, puesto sabían que no tenía gran cosa. Ellos querían utilizarme, por lo visto, aunque yo no los conocía, ellos, sin embargo, a mí sí. Resulta que eran unos amigos, de un compañero que tuve hace años, sabían que yo tenía problemas con la sociedad, y que no sería complicado hacer de mí un sicario, pero se les olvido un detalle, a mí, las cosas se me piden por favor.

Resulta que el mismo día que me secuestraron, estaba echando una partida, con unos chavales, de rol, sobre zombis. Cuando empezó a oscurecer, me aleje del grupo, porque no podía oír una parte de la partida. En ese momento cinco chicos se me acercaron, y me pusieron una bosa en la cabeza, yo intenté forcejear con ellos, pero con la bolsa negra en la cabeza, y la oscuridad de la noche se me hizo imposible ver donde estaban. Me dieron un fuerte golpe en la cabeza, y caí redondo al suelo.

Desperté instantes después en un vehículo, que circulaba por lo que parecía una autopista, y de repente pegaron un frenado, que hizo me golpeara de nuevo en la cabeza contra el reposacabezas del piloto. Un rato después estaba amarrado a una silla en lo que parecía el comedor de una cabaña, la típica cabaña de madera, que se puede encontrar en el bosque. Tenía una chimenea en un lateral, la puerta era estrecha y bajita, y no tenía más que una pequeña ventana al otro lado. La iluminación de la sala, era cuanto menos tenebrosa, ya que se iluminaba toda la instancia con una sola bombilla en lo alto de la habitación, y la pobre bombilla mugrienta, parpadeaba pidiendo auxilio, y limpieza.

A mi lado había un sofá antiguo y ruinoso, con el espumón asomando por las hendiduras de las telas que cubrían los almohadones. A mi alrededor, paseaban inquietos dos hombre altos y fornidos, gruñones, con los ojos entre cerrados y las cejas enarcadas, no paraban de gritar, y escupir diversas palabras en contra de alguien cuyo nombre era desconocido para mí. Rápidamente desperté la atención de ambos, cuando musite un leve sonido.

Ellos rápidamente se alertaron de mi presencia, parecía que llevaban tiempo esperando mi despertar. Rápidamente se me acercaron, y me pusieron las manos en los hombros, me reclinaron hacia atrás y me ataron a una cuerda que colgaba del techo. Uno de los extremos estaba atado a la espalda de la silla, y el otro extremo lo sujetaba uno de los corpulentos muchachos.

Me empezaron a gritar, necesitaban que hiciera un ataque suicida, aunque no me lo vendieron de ese modo claro está. Me dijeron que debía conducirlos hasta la casa real, penetrar en ella y colocar unas bombas en las zonas selectas para el estallido de la estancia, como consecuencia de no aceptar su mandato, o de relevarme una vez empezado este, no solo me matarían a mí, sino que torturarían hasta que murieran todos aquellos que algún día significo algo para mí.

El que no estaba sujetando la cuerda, se acerco detrás de mí y abrió una trampilla que me dejaba suspendido por la cuerda sobre un extenso pozo de agua, en el que fui sumergido varias veces hasta que consiguieron que aceptara sus condiciones.

Acepte a regañadientes, y a punto de morir ahogado, no estaba decidido a realizar la tarea que se me acababa de encomendar, pero antes de demostrar mi descontento, debía proteger a aquellas personas que significan mi vida para mí.

Me levantaron, me depositaron en el suelo, desataron la cuerda de la silla. Si mal no recordaba una de las veces que me sumergieron en el pozo, vi en una de las paredes una especie de pasadizo cerrado por un portón de metal, no savia si iba a salir bien, pero quise jugármela, tras desatarme la cuerda de la silla, me lance por la trampilla, caí al pozo, aun amarrado a la silla, cuando caí al fondo encontré un montón de trozos de metal rotos que use para cortar las cuerdas que me unían a la silla.

Cuando me solté de la silla, empecé a nadar hasta la superficie del pozo, en cuanto salí a la superficie, pegue una bocanada enorme de aire, y a punto de ahogarme, recobre fuerzas. Me volví a hundir en el agua en busca del pasadizo que vi anteriormente y cuando lo encontré empecé a forcejear con la puerta de metal, cuando conseguí abrirla, la corriente de agua me arrastro a su interior y me lanzo como un torpedo por aquel desagüe sucio y lleno de moho.

Al final de este se encontraba una rejilla que iba a parar en una caída libre hacia un río, pare mi largo camino, con los pies sobre los laterales de las rejillas y me puse a abrirlas, cuando lo conseguí empecé a sopesar la forma más rentable y lucida de escapar de aquel lugar. La caída era de al menos 4 pisos de altura, y hacia arriba no podía ir porque no existía forma lógica, el río tenía una profundidad aproximada de 6 o 7 metros pero el ancho del cauce era cuanto menos el arcén de una carretera.

Decidí lanzarme al vacio, intentando acertar en el interior del río. Me lance en horizontal con las manos y los pies abiertos, con la camisa rajada por el centro intentando hacer de paracaídas, rebusque en los bolsillos y tenía unas cuantas monedas, cuando estaba a punto de tocar el agua, lancé las monedas para que removieran el agua y mi encuentro con ella no fuera tan violento, caí en el interior del río, provocando un pequeño remolino que me arrastro hasta el fondo del mismo.

Cuando conseguí nadar salí a la superficie, y observe el lugar en el que me encontraba. Era un bosque bastante frondoso, cuyos arboles llegaban a desaparecer en la niebla. A lo lejos se podía identificar los gritos de aquellos dos hombres que me habían tenido retenido en la cabaña, y a unos cuantos perros ladrando furiosamente, me acerque a la orilla del rio, y salí corriendo.


By: Jesús M. Leva